SAP MADRID 7099/2012 (12/04/2012)
RESUMEN
Todo comenzó en la autovía A-42 con un incidente de tráfico nimio donde el policía Jacinto, fuera de servicio en su coche, se enredó en un pique con un taxi que enseguida llamó a otro para sumarse a la refriega. Así, tres vehículos avanzaron en paralelo y persiguiéndose hasta que llegaron al polígono industrial Los Gallegos en Fuenlabrada, un lugar oscuro y solitario.
El coche de Jacinto se detuvo, pero inmediatamente fue acorralado por los dos taxis. Entonces, seis ocupantes de los taxis se bajaron y se lanzaron sin dudar contra el policía, una avalancha de agresión ilegítima contra un solo hombre que sintió un temor racional.
Jacinto extrajo su pistola particular e hizo un disparo al aire para advertirles, pero la turba no se detuvo, sino que continuaron abalanzándose y golpeándole. En el forcejeo, el policía cayó al suelo, momento en el que se produjeron seis disparos más, impactando tres de ellos en los agresores. Uno de ellos, Jose Augusto, resultó muerto, y Ernesto y Antonio quedaron heridos.
FALLO
El Tribunal examinó los hechos y la prueba pericial, que confirmó que los disparos se produjeron a corta distancia y desde abajo hacia arriba, una trayectoria compatible con el forcejeo y la posición vulnerable del policía, y no con un ataque a sangre fría por parte de Jacinto.
La Audiencia Provincial de Madrid concluyó que el policía actuó en legítima defensa completa, ya que la agresión de seis contra uno era real, inminente y no provocada por él, y el uso de la pistola fue el único medio racional disponible para salvar su vida e integridad ante la desproporción.
Por ello, el Tribunal ABSOLVIÓ a Jacinto del cargo de homicidio y asesinato, un desenlace que confirma la plena justificación de su respuesta defensiva.