Occidente agoniza entre el ruido del relativismo y el silencio de quienes olvidaron quiénes somos. Pero aún late en sus entrañas la llama de su espíritu antiguo: la fe, la familia, el honor y la verdad. Este mensaje es un grito para despertar al hombre dormido, recordarle que la libertad no es hacer lo que uno quiere, sino defender lo que es justo. Que las catedrales, las espadas y las ideas que forjaron Europa no fueron fruto del azar, sino del sacrificio y la convicción. Que sin raíces, ningún pueblo perdura; sin virtud, ninguna civilización resiste. Salvar Occidente no es mirar atrás con nostalgia, sino levantar de nuevo el estandarte de la verdad, la belleza y el bien. No con discursos vacíos, sino con ejemplo, fuerza y fe. Porque la decadencia no es destino: es una elección. Y mientras haya quienes recuerden, luchen y crean, Occidente no caerá, sino que renacerá, más puro y más fuerte, como el hierro templado tras el fuego.
AUTOR GONZALO RODRÍGUEZ