El informe Law Enforcement Best Practices: Lessons Learned from the Field no es un ejercicio ideológico ni académico. Es un compendio de errores cometidos, lecciones aprendidas y soluciones prácticas extraídas del trabajo diario de cuerpos policiales que han afrontado crisis reales: pérdida de legitimidad, conflictos con la ciudadanía, uso de la fuerza mal gestionado y fallos graves de liderazgo.
Para un mando en España, el valor del documento está en tres aspectos fundamentales.
Primero, el liderazgo operativo.
El texto deja claro que la mayor parte de los problemas graves no nacen en la calle, sino en la falta de supervisión previa. El mando intermedio aparece como la pieza clave: quien detecta conductas desviadas, corrige a tiempo y marca el estándar profesional. Este enfoque es plenamente aplicable a cualquier cuerpo policial español, donde a menudo el mando queda absorbido por la gestión administrativa y se aleja del terreno.
Segundo, la prevención del conflicto y del desgaste profesional.
El documento demuestra que la desescalada, la formación continua y los sistemas de intervención temprana no son concesiones a la presión social, sino herramientas de autoprotección institucional. Menos incidentes graves significan menos agentes investigados, menos procedimientos disciplinarios, menos bajas psicológicas y mayor cohesión interna. Un mando responsable debe entender que cuidar la forma de intervenir es cuidar a su gente.
Tercero, la legitimidad y la defensa del cuerpo policial.
En el contexto actual, donde cualquier intervención puede ser grabada y difundida, el documento aporta un principio esencial: la autoridad que se explica es la autoridad que se mantiene. Protocolos claros, actuaciones coherentes y capacidad de rendir cuentas fortalecen a la institución frente a la crítica externa y protegen al mando cuando llegan las decisiones difíciles.
Este documento no pretende enseñar a mandar a quien ya sabe. Pretende evitar errores que otros ya han pagado caros. Leerlo es un ejercicio de prudencia profesional y de responsabilidad hacia los subordinados y hacia la institución.
Un mando que no se cuestiona, no aprende.
Y un mando que no aprende, tarde o temprano, deja de mandar.
RESUMEN EN ESPAÑOL
Law Enforcement Best Practices: Lessons Learned from the Field (2019)
Departamento de Justicia de EE. UU. – COPS Office
Este documento recoge buenas prácticas policiales contrastadas en la realidad, basadas en experiencias operativas de distintos cuerpos de seguridad estadounidenses. No es teoría académica: es práctica aplicada, con énfasis en profesionalidad, legitimidad, eficacia operativa y reducción de conflictos.
1. Principio rector
La idea central es clara:
👉 Una policía eficaz necesita la confianza de la comunidad para cumplir su misión, y esa confianza se construye con profesionalidad, coherencia, control interno y liderazgo.
No se trata de “policía blanda”, sino de policía inteligente, disciplinada y estratégica.
2. Relación con la comunidad
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La policía debe ser visible, accesible y coherente.
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El contacto cotidiano (no solo en situaciones de conflicto) reduce tensiones futuras.
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Se fomenta el policing basado en la comunidad, sin renunciar a la autoridad.
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Escuchar no significa ceder: significa anticiparse a problemas.
✔️ Conclusión práctica: menos confrontación innecesaria, más información operativa.
3. Uso de la fuerza y desescalada
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El uso de la fuerza es legítimo, pero debe ser:
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Legal
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Proporcional
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Explicable
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Se priorizan técnicas de desescalada verbal y táctica, especialmente en:
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Crisis emocionales
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Alteraciones mentales
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Situaciones de alta carga de estrés
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✔️ La desescalada no sustituye la fuerza, la precede cuando es posible.
4. Intervención en crisis de salud mental
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Muchos incidentes graves implican personas con trastornos mentales.
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Se recomienda:
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Formación específica
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Protocolos claros
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Coordinación con servicios sanitarios y sociales
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El objetivo no es hacer de psicólogos, sino reducir riesgos.
✔️ Menos lesiones, menos denuncias, más control de la situación.
5. Selección, formación y cultura profesional
El documento insiste en algo fundamental:
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No todo el mundo vale para ser policía.
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Importancia de:
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Selección rigurosa
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Formación continua
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Evaluación psicológica realista
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La cultura interna debe premiar:
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Profesionalidad
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Autocontrol
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Compañerismo responsable
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✔️ La mala praxis tolerada se contagia. La excelencia también.
6. Liderazgo y supervisión
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El mando intermedio es clave.
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Se recomienda:
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Supervisión activa, no burocrática
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Corrección temprana de conductas problemáticas
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Mandos presentes en la calle, no escondidos en despachos
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✔️ El liderazgo se demuestra antes, no después de que haya un problema.
7. Sistemas de intervención temprana
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Uso de datos internos para detectar:
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Uso excesivo de la fuerza
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Quejas reiteradas
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Estrés operativo acumulado
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La finalidad no es castigar, sino corregir antes de que haya un desastre.
✔️ Prevención interna = protección del agente y del cuerpo.
8. Transparencia y rendición de cuentas
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La policía debe poder explicar lo que hace y por qué lo hace.
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Protocolos claros, informes bien hechos y coherencia operativa.
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La transparencia fortalece la legitimidad, no la debilita.
✔️ Quien actúa conforme a la ley no teme explicarse.
Conclusión general
El documento defiende una visión muy concreta:
Una policía fuerte es una policía profesional, disciplinada, bien dirigida y con criterio.
No cuestiona la autoridad policial.
La refuerza mediante:
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Mejor formación
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Mejor mando
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Mejor control interno
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Mejor relación con la sociedad



